miércoles, 22 de febrero de 2012

Escriturario

Travesía

Entre inocentes e infantiles
juegos eróticos,
al contoneo de jóvenes cuerpos
en fiestas adultas,
el descuido del incipiente oficio
por la piel canela de Tamara
y los azules ojos de la prima pelirroja
de ascendencia española,
la pubertad transcurre.

Mística purgativa
de carnales deseos
vencida por la herida mortal
de la espina de una rosa
y la sutil atracción
de un arco iris cegador.

Tiempos tormentosos vinieron
soledades y compañías fugaces,
estériles coitos,
romances infecundos,
noches de insomnio.

Una sonrisa de luz
iluminó el sendero
de oscuras tardes
con inusitadas experiencias
que aliviaron horas aciagas
del diario trajinar.

Ardiente resplandor
ni de estrella ni de luna,
sino de un cometa fugaz
de indescifrable misterio
y errática trayectoria
difícil de seguir.

Vida sedentaria
con la ideal compañía
de la muy amada
que aquilata valores y seguridad
y dos primores en flor,
inteligentes y hermosas,
dan sentido a esta pasajera
y terrenal existencia.

¡Qué manera de mutar!
¡Quién podrá entender esta forma de existencia!
Cambios y movimientos constantes que dan a la vida sentido.

Remigio García R.
jueves 28/04/2011.



Rosa del Valle

Eres rosa del valle única
por el trigo maduro de tu pelo
María pareces de Las Mercedes
y yo, tu José carpintero quiero ser.

En horas catequéticas y corales
e interminables serenatas,
peticiones y declaraciones 
de mis labios escuchas.

Vigilias, promesas y oraciones,
insinuaciones constantes,
que no logran atraer
de Cupido los flechazos.

Y herido de muerte 
por tus purísimas espinas,
Ave Marías y Aleluyas
sigo cantando contigo.

Y se que alguna vez
¡Bendito mi dolor!
en la misma iglesia del valle
un Réquiem por mi cantarás.

(Mayo, 1975)

Flor del parque para una virgen

Con flores, con flores
con flores a María...

Una mañana de domingo
de los jardines del parque
una flor hermosa tomé
para poner en las manos
de una virgen española.

Y a la entrada de la iglesia
me apresuré en la intención,
pero un amigo sagaz
en la acción se adelantó
con claveles para la Nena.

[Gran fue mi decepción
que una traición consideré,
pues mi amigo supo siempre
por quien latía mi corazón.]

Y la rosa me guardé
para otra ocasión
si el destino quisiera
de la Nena la atención
yo merecer pudiera.

(Mayo, 1970)

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